Con motivo de la convocatoria del Papa Francisco del año jubilar de la misericordia, el 8 de
diciembre de 2015, me alegraba en el blog de que estuviésemos oyendo hablar de forma regular de la misericordia. Ahora quiero reivindicarla, de nuevo, desde la perspectiva del management.
Misericordia es un término latino, -profundamente ligado a los preceptos cristianos-, que hace referencia al sentimiento que lleva a las personas a empatizar con las dificultades de otras personas y emprender acciones para ayudarles a sentirse mejor y mejorar en su situación anímica y material.
El sentimiento de misericordia, -basado en el impacto que produce las carencias o dificultades de otras personas-, produce comportamientos de apoyo hacia estas personas en la idea de que así nos gustaría ser tratados en circunstancias similares. Las obras de misericordia son acciones de ayuda a nuestros semejantes en el terreno material, intelectual y espiritual.
Desde el punto de vista del management, podemos asegurar que el Manager que ejerce la misericordia con sus colaboradores gana en influencia moral sobre los mismos ya que les ayuda a motivarse, conocerse y crecer personal y profesionalmente.
¿Qué comportamientos de misericordia podremos esperar de un Manager respecto de sus colaboradores? Estos comportamientos se sustentan en el
desarrollo de acciones como orientar, instruir, motivar, disculpar y tolerar defectos de los colaboradores.
A continuación, me atrevo a identificar algunos ejemplos de los comportamientos de misericordia que, como Manager, has de saber desarrollar respecto de tu colaborador:
- Garantizar la equidad retributiva y funcional. Asegúrate de que no existan diferencias injustificadas en salarios, beneficios ni en la asignación de tareas.
- Comprender los pensamientos y emociones del empleado. Escucha activamente y muestra empatía para conocer su situación y necesidades.
- Facilitar la reflexión sobre sus áreas de mejora. Invita al empleado a identificar y analizar sus puntos débiles para poder crecer personal y profesionalmente.
- Ofrecer retroalimentación basada en hechos verificables y con un enfoque positivo. Pídele permiso y comunícale de forma clara y constructiva los errores, resaltando los aspectos que se pueden mejorar.
- Capacitarlo en aquellas áreas en las que presenta carencias. Proporciónale formación o recursos que le permitan desarrollar sus habilidades.
- Aconsejar basándote en tu experiencia real. Comparte aprendizajes y buenas prácticas que hayas adquirido a lo largo de tu trayectoria.
- Reconocer y celebrar sus logros. Valora públicamente los éxitos y contribuciones del empleado.
- Poner en perspectiva los defectos de carácter, reconociendo que todos tenemos áreas de mejora. Evita juzgar de manera desproporcionada y fomenta un ambiente de crecimiento mutuo.
- Cumplir con los compromisos adquiridos. Demuestra integridad y coherencia en todas tus acciones.
- Pedir disculpas cuando te equivoques y causes un daño, ya sea emocional o material, procurando resarcir los perjuicios ocasionados. Reconoce tus errores, asume la responsabilidad y actúa para enmendar la situación.
- Fomentar un ambiente de confianza. Crea espacios seguros en los que cada miembro de tu equipo se sienta valorados, permitiéndoles expresarse sin temor y contribuyendo a una cultura de apoyo y respeto mutuo.
- Gestionar los conflictos con empatía y justicia. Actúa de manera imparcial y constructiva ante desacuerdos, buscando siempre soluciones que fortalezcan el equipo y resuelvan las tensiones de forma equilibrada.
- Promover el equilibrio entre la vida personal y profesional. Promueve prácticas que faciliten la conciliación, mejorando el bienestar general y la satisfacción laboral.
Siempre hablamos de que el Manager ha de saber influir positivamente en sus colaboradores y ¿Qué mejor forma que siendo misericorde con ellos (los colaboradores)?
Antonio Peñalver