Mi Mejor Versión

Introducción: la guerra por el talento

En 1997, Steven Hankin, socio de
McKinsey & Company, acuñó el término “la guerra por el talento” en su libro
de Harvard Business Press, refiriéndose, en base a las necesidades contrastadas
de sus principales clientes, a las dificultades de reclutar y retener empleados
con talento en las organizaciones. 
Hoy, en 2019, “la guerra por el
talento” sigue siendo uno de los aspectos de más preocupación de las
organizaciones. Como ejemplo de esta preocupación, podemos comentar la reciente
noticia de la multinacional española, Indra, la cual necesita acelerar su
transformación con la incorporación de 3.000 jóvenes en todo el mundo y, sin
embargo, no ha podido encontrar 900 jovenes talentos.  
Ante este hecho, surge la
pregunta: ¿cómo, existiendo un 35% de desempleo juvenil en España, -el segundo
país con desempleo más elevado de la Unión Europea-, las organizaciones españolas
tienen dificultades para captar y retener talento? La respuesta reside en lo que
entienden las empresas por talento.
Por talento, hemos de entender el
conjunto de capacidades (competencias personales fruto de los conocimientos,
habilidades, destrezas, creencias, rasgos personales, motivo y valores),
experiencias de desempeño contrastadas, así como la energía e interés de
desarrollo profesional de las personas. De esta fórmula, entendemos que muchos
jóvenes que buscan trabajo, -aun teniendo ganas-, si no disponen de las
capacidades básicas buscadas por las organizaciones, – es decir, competencias
técnicas y habilidades-, y no pueden acreditar la puesta en acción en el
desempeño profesional de las mismas, no encuentren trabajo.
En estos momentos, estoy
trabajando con el servicio de empleo de una comunidad española y puedo
acreditar que su principal preocupación, -además de los mayores de 50 años
desempleados de larga duración-,  reside
en el empleo juvenil: porque existen muchos jóvenes que no disponen de los
requisitos académicos que requieren las empresas y, aun menos, de las
experiencias profesionales exigidas. 
En mi opinión, la guerra por el
talento no es un problema de las empresas, -que tratan de ser competitivas en
un entorno demandante de conocimientos cambiantes-, sino del entorno educativo,
ya que no ofrece la formacion que necesitan las empresas y no promueve la
acreditación académica. 
En mis conferencias al respecto
pregunto cómo Bill Gates llegó tan lejos. Bill Gates, -quien fue detenido de
joven por consumir estupefacientes-, llegó a ser el fundador y presidente de
Microsoft y, ahora, es uno de los mayores mecenas del mundo. La respuesta mayoritaria
ante esta pregunta es que tenía talento. Es decir, Bill Gates, además de sus
capacidades técnicas y personales, paso a la práctica y trabajó con motivación
y con ahínco por llevar adelante su visión.
Diferencia entre «ser uno mismo» y «ser tu mejor
versión»
Cuando hablo con candidatos en
procesos de promoción interna o selección externa, entre otras cosas, les
recomiendo: “solo sé tú mismo”. La verdad es que es un consejo extremadamente
común para diferentes tipos de situaciones, incluidas las entrevistas de
trabajo. La intención de este consejo es que estés relajado y no trates de ser
otra persona. 
Y sí, debes ser tú mismo, cuando
una persona te examina para un nuevo trabajo o una responsabilidad. Pero, no
olvidemos, que en el entorno profesional tu interlocutor quiere conocer a tu
verdadero yo.
En estos casos, donde debes
aspirar a un nuevo puesto interno o externo, el truco, -más allá de mostrarte
cómo eres-, es asegurarte de mostrar lo mejor que puedes llegar a ser.
Y es que existe una gran
diferencia entre «ser uno mismo» y «ser tu mejor versión».
La clave, -y, también, lo aconsejo-, es ser esa persona que te gustaría conocer.
Peter Berg, -conocido actor,
productor y director de cine estadounidense-, comenta “¡no puedes ser tu mejor
versión si no inviertes tiempo en ti mismo!”. De esta aseveración, concluimos
que para mostrar nuestra mejor versión hemos de trabajar y salir de nuestra
zona de confort, – que buen o mala nos aporta seguridad-, para entrar en la
zona de desarrollo, -aunque nos provoque preocupación y ansiedad-.
El camino hacia la mejora continua personal
Para llegar a ser nuestra mejor
versión, propongo trabajar secuencialmente los siguientes aspectos:
1.       Entender cómo actúan la inteligencia y las
emociones como motor de nuestros resultados.

Por un lado, como nos recuerda Gadner, tenemos
diferentes inteligencias, -algunos, las denominan dones-, que hemos
desarrollado desde pequeños y forman parte de nuestra personalidad. Hemos de
saber reconocerlas y, si nos apetece, sacarlas el mayor partido.

Ello va mas allá de nuestra inteligencia intelectual
que, como nos recuerda el profesor Rojas Marcos, es un corsé; aunque correlaciona
con nuestro adecuación y desempeño profesional.

A su vez, esta demostrado que, una vez incorporado a una
organización, los comportamientos ligados a la inteligencia emocional son
diferenciadores en el desarrollo organizativo y el éxito profesional.

No olvidemos que es clave tener un adecuado equilibrio
entre coeficiente intelectual e inteligencia emocional. Uno sin otro, nos
llevaran al fracaso; siendo imposible mostrar nuestra mejor versión.

2.       Autoconocimiento
Otra de las
claves del éxito profesional, -y por este orden-, es conocernos a nosotros
mismos y nuestras áreas de excelencia. Estamos hablando de tener consciencia
emocional y de nuestras capacidades cognitivas. Un buen conocimiento de
nosotros mismos nos ayudará a asentar nuestra confianza personal. 
En este
sentido, no tengamos miedo a pedir feedback: ¿cómo me ves en este aspecto? Eso
sí, las personas a las que pidamos feedback para que nos conozcamos mejor, han
de conocernos, han de entender nuestro entorno y deben estar dispuestas a
decirnos la vedad.
No olvidemos
que el feedback es un regalo. Seamos objetivos en su interpretación.
3.       Autocontrol

El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite
gestionar de forma adecuada nuestras emociones y no permite que sean las que
nos controlen a nosotros. 
¿Cuántas veces
hemos visto como personas fastidian sus relaciones e imagen por falta de
autocontrol emocional? Recordemos algunos ejemplos famosos de falta de
autocontrol personal: “¿por qué no te callas?”, pronunciado por el anterior Rey
de España, Juan Carlos I, en noviembre de 2007, al presidente de Venezuela; o “no
piensen, no piensen… para eso estamos otros”, pronunciado por el presidente de
Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en su reciente asamblea general porque los
operarios no le ponían la intensidad de luz que quería.
Ambas
reacciones pueden entenderse. Pero la falta de autocontrol emocional provoca
reacciones negativas del resto de las personas.
4.       Automotivación
Una vez que
tengamos un buen conocimiento emocional y cognitivo de nosotros mismos, hemos
de trabajar en aumentar nuestra energía interna para el desarrollo de nuestras
actividades y objetivos. 
Otra de las
claves para obtener nuestra mejor versión es saber automotivarnos. Pero, ¿siendo
tan importante la motivación personal, porque hemos de dejarla en manos de
terceros?
La
automotivación es el motor interno que nos lleva a realizar nuestros objetivos
y metas. La motivación intrínseca nos alienta para conseguir nuestras metas,
una vez que analizamos nuestras competencias, potencialidades y recursos; por
lo que tiene relación con el autoconocimiento que hemos visto previamente.
Es importante
conocer nuestras fortalezas, debilidades y nuestro potencial para poder unirlo
a nuestra motivación y conseguir objetivos realistas, para que nos impulsen a
la acción porque nos parezcan retadoras, ambiciosas, pero a la vez que sean
posible de conseguirlas, ya que, en caso contrario, nos podrían generar
ansiedad o frustración.
En este ámbito
de trabajo, hemos de adoptar siempre una actitud positiva y ser resilientes
antes los envites del día a día. A su vez, no hemos de perder de vista nuestra
visión.
5.      
Empatía

Una vez dominadas nuestras competencias
intrapersonales, hemos de trabajar nuestras competencias interpersonales.

Para poder interactuar eficazmente con el resto de las
personas y obtener los mejor de nosotros mismos, hemos de trabajar la empatía. 

La empatía es la intención de comprender de forma
objetiva lo que realmente piensan y sienten nuestros interlocutores. La empatía
no tiene por qué ayudarnos a simpatizar, -tal vez, sí-; pero nos debe ayudar a
comprender a las otras personas y aportar las soluciones adecuadas en la
interacción con ellas.

6.       Habilidades Sociales

Saber ofrecer
mi mejor versión, implica, también, saber controlar eficazmente las reacciones
emocionales de los demás y tener control efectivo de las relaciones
interpersonales. ¿Cómo, si no, podremos ofrecer lo mejor de nosotros mismos?
Las
habilidades sociales son el conjunto de conductas de la persona que se
manifiestan en situaciones interpersonales que son socialmente aceptadas y están
orientadas a la obtención de la obtención de la mejor relación interpersonal. 
Las
habilidades sociales son fundamentales para entablar relaciones interpersonales
de calidad y generar vínculos con las otras personas.

Antonio Peñalver
Socio director de People First Consulting

Articulo publicado en Capital Humano

1 comentario en “Mi Mejor Versión”

  1. Estoy totalmente de acuerdo con muchos aspectos recogidos en este post. Actualmente estoy en cuarto carrera y a pocos meses de salir al mercado laboral, una de mis principales preocupaciones es: ¿habré conseguido desarrollar las aptitudes y actitudes necesarias para el entorno laboral actual?

    Tras cuatro años de formación universitaria y los años anteriores de bachillerato y educación secundaria, ¿tengo la formación adecuada? Después de numerosas tardes estudiando en la biblioteca y posponiendo planes para lograr tener una buena media académica ¿ha merecido la pena?

    Si miramos informes de educación (PISA) podemos ver como los estudiantes españoles no es que seamos los más brillantes, ¿cómo pretendemos serlo si la gran mayoría de estudiantes afirma no saber inglés? No obstante, aunque no se deba generalizar podemos observar grandes deficiencias siendo entendible la preocupación existente con respecto al empleo juvenil.

    Estoy muy de acuerdo con los puntos recogidos en este post para lograr una mejora continua personal, destacando, desde mi punto de vista, la inteligencia emocional y auto-motivación. No debemos conformarnos con la mediocridad y auto-complacernos, debemos dar nuestra mejor versión y ser nosotros mismos. ¿Cómo sino pretendemos competir en un entorno VUCA?

    Aitana de Miguel

Los comentarios están cerrados.