La perversa adicción al trabajo


Como
enamorado del cine y de las personas, la muerte de Philip Seymour Hoffman me ha
sobrecogido.  No podré olvidar su interpretación en Capote
(2005)
,
en La duda (2008) o The Máster (2012).
Efectivamente, era un actor de Oscar.


Hoffman,
-quien tras 23 años de estar limpio de su adicción a las drogas (medicamentos y
heroína) y entrar en mayo de 2013 en un centro de rehabilitación por haber recaído-,
ha muerto recientemente por una sobredosis de heroína, cocaína, benzodiazepinas
y anfetamina, al mismo tiempo. ¡Impresionante!.


Desde el
punto de vista del management, este triste suceso me lleva a preguntarme: ¿Cuál
es y cómo se caracteriza la principal adicción de las personas en el mundo
laboral?.


Sin duda,
la principal adicción del profesional en su mundo laboral es el trabajo. Hay
muchos trabajadores que desarrollan un tipo de adicción sin sustancia: la
adicción al trabajo. Y ello supone un riesgo psicosocial.


Según Fernando Mansilla, la adicción al trabajo que, afectaba
principalmente a los hombres en los últimos años, se ha extendido entre las
mujeres y se calcula que más del 20% de la población trabajadora mundial
presenta esta adicción.


Sin
embargo, en algunos entornos laborales, esta adicción es alabada.


Para los
adictos al trabajo, dedicar la mayoría de su tiempo al trabajo, -en cualquier
momento-, es superior y mas satisfactorio que las relaciones, por ejemplo, con
la familia, los amigos y los compañeros. Dedican más tiempo al trabajo que el
normalmente requerido.


Por un
lado, las personas adictas al trabajo tienen una desmedida motivación por el
logro y el poder o influencia. Por otro lado, puede ser un síntoma de falta de
control de lo que nos traemos entre manos.


Por otro
lado, también existen otros factores de riesgo que conducen a esta adicción,
como por ejemplo: el temor a perder el trabajo o  la enorme competitividad que existe en el
mercado laboral.
Las personas adictas al trabajo tienen
algunos rasgos comunes como la necesidad de reconocimiento social de su trabajo,
prefieren trabajar solos, anhelan influencia sociolaboral y son narcisistas. Ello,
les lleva desarrollar comportamientos como no delegar, ser exigentes o mirar el
reloj todo el tiempo.


Las consecuencias nocivas de esta adicción
son muchas; incluso tan dramáticas como la acontecida a Hoffman.  Por un lado, se puede llegar a destruir la
convivencia familiar, experimentar  cansancio,
volverse  irritable, quedarse el último en
la empresa, no desconectar del portátil o el móvil o  no tomarse vacaciones., etc. Además, se puede
llegar a desarrollar problemas de salud como enfermedades
cardiovasculares, gástricas, hipertensión, musculares y ansiedad. Además,
se puede llegar a consumir sustancias tóxicas para aumentar el rendimiento
laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir.


Son
muchas las claves para poder vencer esta adicción. La primera es ser consciente
de la misma. Para ello, hemos de asesorarnos profesionalmente y escuchar empáticamente
a las personas que nos aprecian (familiares, amigos y colegas).


Antonio
Peñalver