A favor de la dignidad del trabajo y no de la sangre

Estos días asistimos a la noticia de la entronización hereditaria de Guillermo
Alejandro como nuevo Rey de

Holanda; es decir, del representante del estado holandés.

Y es qué, -aunque, personalmente, me preocupa la forma de representación
del Estado que pueda sustituirla, sobre todo por las connotaciones político-partidistas
que puedan traer-, no me parece lógico que este tipo de puestos sean
hereditarios y menos, en una sociedad democrática.
Siempre he creído que la dignidad del puesto de trabajo ha de
venir de la capacidad y desempeño del trabajo y no de la sangre; debiendo de contrastarse
esta periódicamente. Por ello, nos hemos opuesto al absolutismo o al nazismo.
Ver que la justificación y herencia de un puesto de representación –como
es la jefatura del Estado- se basa en la sangre y no en el desempeño contrastado
me resulta un mal ejemplo para la sociedad del trabajo.
Espero que este tipo de ejemplos no sean más que anacronismos
por desaparecer. 
Antonio Peñalver

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