Las empresas continúan enfrentándose a una escenario económico delicado del que, dada la situación europea y norteamericana, cabe deducir que se va a prolongar, aún más. De ahí que las organizaciones que apuestan por mantener su rentabilidad y seguir creciendo en este entorno, redefinan sus estrategias de negocio y planteen su reestructuración como necesaria. Muchas veces es inevitable y es en este momento cuando la función de recursos humanos debe jugar un papel relevante.En cualquier proyecto de reestructuración el empleo, -y lógicamente las personas-, son el elemento central. Y si se quiere minimizar el impacto económico y social de este tipo de procesos, se ha actuar de una forma planificada.
· Apuesta por la empleabilidad.
En momentos de crisis, es responsabilidad social de las organizaciones apostar por las capacidades presentes y futuras de sus empleados. Es por ello que,- frente a cualquier alternativa de reestructuración interna que, incluso pudiese tener como derivada desprenderse de parte de la organización-, se deba anticipar y mejorar las competencias de los empleados para asegurar su empleabilidad en cualquier aspecto del proceso re organizativo.
El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) no es más que un instrumento legal de un proceso de reestructuración y además, se puede aplicar en diferentes grados: no tiene por qué conllevar la extinción de la relación laboral.
Es obligación de la dirección estudiar las alternativas más eficaces y socialmente responsables de para llevar adelante su reestructuración -que afecten a personas-.
De ahí que, además del ERE, las organizaciones busquen promover otras alternativas como la diversificación funcional, la externalización, el spin-off, el MBO o la búsqueda de emprendedores.
Sin duda, este tipo de medidas para que puedan implantarse con éxito obilgará a que la organización sea activa en la adopción de medidas de movilidad interna o externa, funcional o geográfica; acompañadas, en muchos casos, de programas formativos de concienciación y reciclaje.
· Gestión hasta el final del cambio.
Una vez acometida la reorganización desde un punto de vista material, este proceso no ha finalizado. Dentro de la organización los nuevos retos revisados siguen vivos y quedan personas que necesitan refuerzo.
Antonio Peñalver
